
A pesar de la opinión de algunos, vivimos un paraíso criptográfico hoy. Aún con la vorágine que experimenta el mundo criptográfico, las personas y las instituciones tienen acceso al criptomundo desde muchos frentes.
La histeria provocada por el rally alcista de Bitcoin es una muestra de esto. La inversión minorista se disparó como siempre. La búsqueda en Google de la palabra Bitcoin también fue masiva. El fortalecimiento y consolidación de los exchanges, la revolución fintech y el notorio interés de la banca tradicional ha acercado las criptos a la gente y a las instituciones.
Este movimiento se incrementó el año pasado por el impulso promovido por la pandemia. Y en cierta manera, lo único que lo ha frenado ha sido, la ignorancia prevaleciente con respecto a las finanzas criptográficas, el acceso a internet y el marco jurídico que han impuesto los gobiernos.
“Ignorancia, acceso a internet y marcos jurídicos han frenado la cripto adopción”
Estos tres aspectos, asumimos, serán los sectores estratégicos para avanzar en una cripta adopción en los próximos años. No obstante esto no quiere decir que los días venideros serán mejores que los actuales. La capitalización alcanzada por Bitcoin y Ethereum hasta hace poco que ha dado señales de corrección, llamó tanto la atención del gobierno que han acelerado los procesos regulatorios y las confiscaciones.
En este sentido, algunos países han establecido impuestos dirigidos al comercio con criptomonedas, Singapur, Nigeria, EE. UU., India, entre otros. Es de suponer que un cargo que antes no existía pueda afectar mucho o poco, los servicios criptográficos. Una advertencia similar hizo Chainalysis, debido a las reglas propuestas por el Tesoro con respecto a las carteras de criptomonedas no alojadas.
Para Chainalysis:
“Si bien los bancos y otras instituciones financieras han tenido que retener y reportar información de contraparte en el pasado. Hacerlo es inherentemente más difícil para las empresas de criptomonedas debido a la naturaleza de la tecnología. La imposición de este requisito creará costos regulatorios significativos para las empresas de criptomonedas de EE. UU.”
Vivimos un paraíso criptográfico hoy, existe un sector de la población mundial que aún no experimenta los efectos atribuidos al cobro de impuestos, regulaciones y exigencias gubernamentales. El interés institucional ha generado un incremento de la demanda, y en el caso de Bitcoin, cuya emisión está limitada a los 21 millones de unidades, lo hace un bien escaso. De lo cual se espera, que el comprar Bitcoin en unos años no sea para cualquiera. Como, de manera similar no es para cualquiera comprar oro o diamantes.
Un futuro nada claro, ciertamente. Las criptomonedas surgen como una iniciativa libertaria. Que buscaba surfear las regulaciones e imposiciones gubernamentales que con sus políticas dañaron la economía de los individuos. Sin embargo, cada día vemos como el ecosistema cripto se tiñe de tonos parecidos al de las finanzas institucionales.
Si bien la advertencia de Ray Dalio nos parecía absurda, por aquellos que los gobiernos prohibieran Bitcoin si crece mucho. Es poco probable e inteligente que lo elimine, pero sí podría apoyarse en una gran parte de ellos y crear cercas que impediría que cualquiera tenga acceso. La historia nos ilustra al respecto pues no sería la primera vez que sucediera.
Si los gobiernos cuentan con las excusas correctas podrían intervenir en su favor en cualquier momento. Y dado el incremento de los inversionistas institucionales, la mejor manera de mantener resguardado sus activos es en una alianza estratégica con sus gobiernos. La experiencia vivida en el año 1933, con Roosevelt y su orden ejecutiva 6102, con la cual llegó a confiscar el oro de los estadounidenses, nos puede dar una idea de lo que serían capaces.
¿Qué eran otros tiempos? Sí, es correcto. Pero también hay maneras diferentes de hacer las cosas y obtener los mismos resultados.
Sea como sea, el mundo criptográfico ya es muy importante como para que pase desapercibido. Habrá más regulación, más ciberseguridad, más impuestos, más servicios de custodia, más escasez y eso sin duda, va a tener repercusiones en el acceso a las criptomonedas.
Anibal Misel